El rentismo petrolero burocrático está en contra de la gestión socialista con control obrero
Algunas claves para comprender la situación actual, afianzar la soberanía nacional y avanzar al socialismo
Primer Encuentro Nacional por el Control Obrero y los Consejos de Trabajadores y Trabajadoras
Los días 20, 21 y 22 de mayo se realizó con gran éxito en Puerto Ordaz, estado Bolívar, en el teatro de la empresa Siderúrgica del Orinoco (SIDOR), el I Encuentro Nacional por el Control Obrero y los Consejos de Trabajadores y Trabajadoras. Asistieron alrededor de 800 voceros suyos y de sindicatos revolucionarios de todo el país. También hubo presencia de Consejos Comunales, movimiento cultural, medios de comunicación alternativos y otras organizaciones sociales populares. Asistió también un nutrido grupo de trabajadores de las Empresas Básicas de Guayana, corazón industrial del país, los cuales además, actuaron como anfitriones. La fraternidad, la disciplina, el respeto mutuo en los debates y la profundidad de los análisis fueron la característica principal del evento, junto a las manifestaciones culturales revolucionarias, la alegría y el entusiasmo permanente. .
Los análisis realizados en 30 mesas de trabajo, a partir de las experiencias de lucha por el Control Obrero y los Consejos de Trabajadores y Trabajadoras en todo el país, presentadas por cada uno de los estados, permitieron caracterizar la situación actual en las empresas recuperadas, nacionalizadas o creadas por el Estado.
Con estas notas pretendo dar un modesto aporte a la lucha de los trabajadores y trabajadoras del país. La mayor claridad sobre la situación actual, nos ayudará a definir mejor los objetivos de corto, mediano y largo plazo, y a trazar un plan con una estrategia y táctica adecuadas para vencer los principales obstáculos hacia el establecimiento de la gestión socialista con control obrero, como condición necesaria para afianzar la soberanía nacional; aumentar la producción y elevar la productividad del trabajo; generar bienes, servicios y conocimientos a precios justos para beneficio del pueblo de Venezuela y en alguna medida, de los pueblos de América Latina y El Caribe; y para mejorar los ingresos y calidad de vida de los trabajadores de Venezuela y sus familias.
Estas no son las conclusiones finales del Encuentro, son mis conclusiones personales y mis aportes para ellas, elaboradas sobre la base del análisis de los informes presentados y de las reflexiones colectivas de algunas mesas de trabajo.
Los avances sociales logrados en el proceso de la Revolución Bolivariana desde el año 1999 hasta el 2011 son enormes. Entre sus principales logros mencionamos: la disminución de la pobreza relativa y absoluta; la disminución del desempleo; el acceso generalizado a los servicios de salud con la Misión Barrio Adentro I, II y III, que incluye la consulta médica general y odontológica de las comunidades, los Centros de Diagnóstico Integral (CDI), los Centros de Rehabilitación Integral (CRI), y el envío de decenas de miles de compatriotas a Cuba para recibir tratamientos especiales o para ser sometidos a cirugías en el marco del convenio Cuba-Venezuela; el mayor acceso a los alimentos al ser masivamente distribuidos con precios subsidiados por el Estado por medio de la Misión Mercal; la alfabetización de prácticamente toda la población que no sabía leer y escribir; la universalización de la educación básica, secundaria y universitaria, y la creación de mecanismos para que la población se integre a la educación formal por medio de las Misiones Ribas, Sucre y Cultura; la inclusión de miles de personas mayores, entre ellos pescadores y campesinos al sistema de pensionados por el Estado; la dignificación de alrededor de 100.000 mujeres en condición de pobreza extrema con la Misión Madres del Barrio, etc., etc.
En general, los logros alcanzados por las políticas sociales del gobierno permitieron que Venezuela pasara, durante el gobierno de Chávez, del índice de desarrollo humano medio, al índice de desarrollo humano alto. Es un paso enorme en medio de la crisis general y cíclica del capitalismo mundial. Ha habido también avances parciales, -en medio de grandes dificultades-, en la lucha por el control obrero, a partir de la reelección del Presidente Chávez en diciembre de 2006, quien había planteó a lo largo de toda su campaña electoral, que quien votara por él estaba votando por el socialismo. La presencia de más de 900 voceros de todo el país en este evento nacional, es señal de que avanzamos en la acumulación de fuerzas para la lucha por el Control Obrero y por los Consejos de Trabajadores y Trabajadoras, pero sus logros concretos en la gestión son aún incipientes. Ellos con seguridad quedarán registrados en las conclusiones finales del evento. Sin embargo, omito aquí relacionarlos u opinar sobre ellos, para concentrarme en la identificación y análisis de sus principales obstáculos, con el objetivo de aportar claves para su superación.
Principales obstáculos para el Control Obrero y los Consejos de Trabajadores y Trabajadoras
Entre los principales obstáculos para el desarrollo y generalización del Control Obrero y los Consejos de Trabajadores y Trabajadoras, como parte integrante de la Gestión Socialista en Venezuela, están los siguientes:
La mentalidad pequeño burguesa, la ineficiencia, la falta de planificación y el pragmatismo inconsistente de la mayor parte de la burocracia con capacidad de decisión, del Estado y las empresas (una parte de ella incrustada en los niveles de dirección del PSUV), con su interacción contradictoria y a veces complementaria con los sindicatos economicistas y con algunos de ellos que además tienen prácticas mafiosas. Ambos, por sus intereses e ideología burguesa (pequeño-burguesa, pero burguesa al fin), con su expresión reformista liberal, reproducen constantemente el modelo capitalista rentista petrolero y el clientelismo político que de él se deriva. A la par que los elementos esenciales del sistema de explotación capitalista: La división social entre trabajo intelectual y material y la estructura jerarquizada del trabajo, la alienación social, la propiedad privada sobre los medios fundamentales de producción.
La alienación social, la falta de valores humanistas y de una conciencia realmente socialista en los trabajadores y las comunidades; y por tanto de una ideología revolucionaria, - aunque muchos de ellos sean honestos, de buena voluntad y aparentemente estén comprometidos con el proceso de transformaciones revolucionarias-, les impide diferenciar con claridad qué es capitalismo y qué es socialismo; qué políticas públicas, qué tipo de gestión, qué decisiones y qué comportamientos o acciones, en las empresas y en el Estado, reproducen el sistema de explotación capitalista con sus variables reformista, socialdemócrata, o de capitalismo asistencialista, o “con rostro humano”, o cuáles contribuyen en verdad a construir el socialismo.
Esto limita o impide el ejercicio consciente de la democracia participativa y protagónica, hace posible marginar a los trabajadores del poder real (económico, social, político y cultural); dificulta que los trabajadores tengan una actitud honesta, consecuente y favorable frente al trabajo, que permita aumentar la producción y elevar la productividad en las empresas; facilita su manipulación, así como la de las comunidades y hace posible el control de los presupuestos por todo tipo de oportunistas, burócratas y tecnócratas del Estado, o de contrarrevolucionarios saboteadores infiltrados en el PSUV y en los sindicatos, sobretodo en sus niveles directivos; en todo tipo de instituciones y organizaciones sociales. Y en los mismos Consejos de Trabajadores y Trabajadoras, que ahora pretendemos desarrollar con conciencia socialista, como expresión auténtica del Poder Popular en las empresas.
El poder de la burocracia del Estado y su lógica de acción
El poder de la mayor parte de las elites burocráticas, es decir, con poder de decisión y acceso a los presupuestos, en las empresas públicas y en el Estado, es transitorio en cada funcionario individual. Tienen un discurso aprendido de memoria con el cual aparentan ser socialistas para mantener el cargo y engañar al pueblo.
Por supuesto, que también hay funcionarios honestos dentro del Estado y algunos son también auténticos revolucionarios, pero son una minoría en los cargos de decisión. Este poder se articula de múltiples maneras, con el poder del capital privado nacional y transnacional en los sectores: financiero, agroindustrial y comercial importador, y con el de los terratenientes criollos, -a los cuales sirve y a los que en algunos casos logran integrarse los burócratas de acuerdo al capital acumulado en desarrollo de sus funciones-, que en conjunto, hacen parte del núcleo económico de la oposición política contra-revolucionaria. Desde el mismo Estado, sabotean sistemáticamente la ejecución del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social Simón Bolívar (PNSB) 2007-2013, con sus 7 líneas estratégicas. En esencia, impiden que el país avance en la transformación de su modelo económico capitalista, subdesarrollado, rentista petrolero y dependiente, por uno soberano, productivo, diversificado y socialista.
El carácter transitorio del poder burocrático (es decir de cada una de sus personificaciones) y su condición de estar desvinculado de la propiedad de las empresas públicas o comunitarias, hace que -sin consciencia socialista-, objetivamente, el interés personal de los burócratas no esté centrado en desarrollar la producción e incrementar la productividad para satisfacer necesidades de la población y fortalecer la soberanía nacional. Porque esto requiere de gran voluntad política, valores humanistas y compromiso personal, conocimientos científicos, técnicos y en gestión, que en general no tienen ni pueden adquirir por su autosuficiencia y falta de interés y disciplina para estudiar; también porque desarrollar las fuerzas productivas y producir con eficiencia exige esfuerzos sostenidos y mucha planificación. Y por último, porque sus ingresos no están vinculados a la productividad de las empresas que dirigen, ni dependen de los resultados alcanzados. Sus suelos mensuales, -cuando los burócratas son corruptos-, sólo representan una pequeña parte de sus ingresos.
Desafortunadamente, para mal de la nación, su interés está centrado en capturar por medios fraudulentos (corrupción administrativa), en el menor tiempo posible, a través de la ejecución de los presupuestos asignados por la nación y los contratos que de ellos se derivan, la mayor parte posible de la renta petrolera para su beneficio personal y de grupo. Como los cargos con acceso al control de presupuestos son de libre nombramiento y remoción, y el burócrata no sabe cuánto tiempo estará allí, trata de saquear el erario público con la mayor velocidad posible. La impunidad hasta ahora muy generalizada en Venezuela, lo estimula a robar sin temor a ser castigado. Esta se facilita con prácticas nepotistas, o sea, con el nombramiento de familiares en cargos de importancia administrativa. Si lo botan de una empresa o ministerio, probablemente se irá para otra u otro, a hacer lo mismo, porque no existe una base de datos poderosa donde se verifiquen los comportamientos laborales previos, ni una Comisión Nacional de Desarrollo y Control de Cuadros del Estado.
Este tipo de burócratas saqueadores del Estado, ejercen el control sobre toda la producción de las empresas en que actúan; definen sin participación de los trabajadores, sus precios de venta y a quien venderle la producción. De esta manera, pueden obtener ingresos extraordinarios al desviar parte de los productos a intermediarios especuladores y recibir por ello una parte del sobreprecio.
Por lo común y para desgracia de los trabajadores, estos burócratas, de los cuales dependen temporalmente –mientras el control obrero no se haga realidad-, no destinan parte de los ingresos obtenidos para mantenimiento preventivo, reparaciones o reposición de equipos, con lo cual aumentan los riesgos de accidentes laborales. Tampoco hacen inversiones para ampliar la capacidad productiva de las empresas, y si lo hacen, compran los equipos y maquinarias con sobre-precios, para asegurar una buena comisión por parte de las empresas fabricantes o proveedoras; porque con frecuencia las compras se hacen a empresas comercializadoras y no fabricantes, con lo cual los costos son aún mayores.
Los trabajadores sufren de angustia permanente porque las líneas de producción se van desgastando por el uso y en cualquier momento pueden quedar paralizadas. Los trabajadores temen perder su fuente de trabajo y quedar desempleados. Además las empresas disminuyen paulatinamente su capacidad productiva y el pueblo deja de recibir cierta cantidad de productos a precios justos y regulados por el Estado. Si las empresas del Estado se paralizan, la escasez, el desabastecimiento y la especulación afectarán principalmente a la población más pobre del país y el Gobierno Bolivariano será responsabilizado por ello. Se puede apreciar claramente el efecto contrarrevolucionario de su nefasta gestión.
Para tratar de perpetuar su poder alienante y explotador, las elites burocráticas reprimen y aniquilan de manera sistemática todo esfuerzo por desarrollar el auténtico Poder Popular, en especial la Gestión Socialista con Control Obrero, los Consejos de Trabajadores y Trabajadoras, y la Contraloría Social, que podrían hacerlo realidad.
Afianzar la soberanía nacional y avanzar en la construcción del socialismo en Venezuela
Avanzar en la construcción del socialismo implica, de manera simultánea: fortalecer y afianzar la soberanía nacional, desarrollar la producción y elevar la productividad en todos los sectores de la economía, desarrollar valores humanistas y consciencia socialista en la población y en los trabajadores, fortalecer y generalizar el control obrero y la gestión socialista del Estado, la economía y las empresas.
Sólo será posible afianzar la soberanía nacional y avanzar en la construcción del socialismo en Venezuela:
Transformando de manera progresiva la economía rentista petrolera en una economía soberana, productiva, eficiente y diversificada.
Si a la vez que luchan por la gestión socialista con control obrero o en medio de su ejercicio práctico, los trabajadores y las comunidades realizan procesos planificados permanentes de formación y desarrollo de la conciencia socialista (colectiva e individual), que les permita modificar sus psiquis, mentalidad y comportamiento, incorporando en su ser social valores de igualdad, equidad, solidaridad y justicia social; honestidad, responsabilidad social, conocimientos y habilidades suficientes para realizar una gestión de las empresas y del Estado, que permita a la sociedad aprovechar los recursos de todo tipo, de manera honesta, eficiente y eficaz, para aumentar la producción y la productividad, y así satisfacer sus necesidades prioritarias, tanto materiales como culturales y morales.
Si, organizados en Consejos de Trabajadoras y Trabajadores, en Consejos Comunales y articulados entre ellos y con otras formas organizativas del Poder Popular, logran, con su acción revolucionaria, desplazar a ésta burocracia ineficiente y corrupta de los cargos de poder, para ejercerlo de manera directa y conjunta, con voceros auténticamente revolucionarios del gobierno, quienes también deben formarse para serlo.
Rentismo petrolero y lucha por la plusvalía. Burocratismo contra gestión socialista con control obrero
El objetivo de todo explotador en cualquier parte del mundo es apropiarse de los excedentes generados por los trabajadores. En el capitalismo, el objetivo de los capitalistas es apropiarse de la plusvalía que no es otra cosa que el trabajo social representado por el mayor valor de los bienes, servicios o conocimientos generados por los trabajadores, pero que no les es retribuido en forma de salarios u otros beneficios sociales, sino apropiado de manera privada por los capitalistas.
La renta petrolera es en esencia, una parte de la plusvalía generada por los trabajadores de todo el planeta. Los trabajadores en Venezuela generan sólo una pequeña parte de la plusvalía con los trabajos de exploración, extracción, transporte y refinación del petróleo, lo que se refleja en los costos de producción. Pero la mayor parte de la plusvalía llega a Venezuela en forma de renta por la venta del petróleo en el mercado internacional. Su magnitud, es igual al diferencial entre los costos de producción y los precios de venta. Luego se distribuye a través de los presupuestos del Estado, con sus expresiones en Ministerios, Gobernaciones y Alcaldías. La distribución de la renta abarca además todos los poderes públicos: ejecutivo incluyendo Fuerzas Armadas y de Policía, legislativo, judicial y “poder moral”, que ejerce sin eficacia la Contraloría General de la República. La impunidad generalizada sirve de estimulo a la corrupción administrativa.
Cuando los precios del petróleo en el mercado mundial aumentan, aumenta la cantidad de plusvalía que fluye a Venezuela y crece también la lucha por su uso o apropiación. Los precios de este recurso energético, -ya de por sí muy elevados por el control monopólico de los mercados, por el agotamiento progresivo de las reservas mundiales de esta materia prima energética hoy esencial para la industria y el transporte en todo el mundo, crecen constantemente. Los precios crecen aún más con las guerras e invasiones imperialistas desatadas para apoderarse del petróleo, como en los casos de Irak y Libia. Se exacerba entonces cada día más la lucha en el Estado por su uso y apropiación. Se desata la ambición y la voracidad de aquellos que tienen poder de decisión sobre los presupuestos y los contratos.
Por sus grandes magnitudes, una parte sustancial de esta renta, apropiada por lo general por medio de la corrupción administrativa, no puede ser consumida -ni siquiera gastando y despilfarrando en los mayores lujos-, y tiene que ser convertida necesariamente en capital: una parte se convierte en capital productivo invertido en industrias o en agricultura en Venezuela; pero la mayor parte de este capital es convertido en capital rentista y especulativo. Esto lo consiguen los saqueadores del erario público, al invertir en tierras, bonos y certificados de depósito a intereses en los bancos tanto nacionales como extranjeros. Pero como se trata de dineros obtenidos por medio de la corrupción prefieren colocarlo en dólares en el exterior.
Es entonces necesario para ellos convertir los bolívares en dólares, algo que hacen accediendo a una parte de los dólares que asigna el Estado a través de CADIVI para las importaciones. Estas son hechas frecuentemente con sobre-facturaciones o importaciones ficticias por montos o volúmenes mayores a los que realmente ingresan a Venezuela, o comprando bonos en dólares emitidos por el Estado, en particular, por el Banco Central y PDVSA. Es necesario verificar y hacer público, los nombres de quienes han comprado o compran estos instrumentos financieros y verificar la procedencia legal y legítima de los recursos con que lo hacen.
El gobierno del Presidente Chávez ha destinado y destina cada día, enormes recursos para la ejecución del Plan Nacional Simón Bolívar 2007-2013, para beneficio del pueblo de Venezuela, pero por las razones anteriores, ésta se hace de manera lenta, a altos costos, con muchas deformaciones y contradicciones. Un ejemplo de ello, es el aumento de las importaciones de alimentos, cuyo valor en dólares creció más que el doble entre los años 1999 y 2009, mientras su tonelaje solo creció en cerca del 5%. De todas maneras, aún con costos excesivamente altos, esto se hizo en beneficio del consumo popular porque estos alimentos se distribuyen con precios subsidiados por el Estado a través de las Misiones de Alimentación MERCAL y PDVAL. Pero, a su vez, estas importaciones en tan grandes magnitudes, han servido para enriquecer a unos cuantos importadores y van en detrimento de la producción agrícola nacional y por tanto, de la soberanía y seguridad alimentaria del país.
Esperemos que esto sea superado, a partir del año 2011, con la Misión Agro Venezuela y con una mayor coherencia y articulación entre las políticas de comercio exterior y fomento a la producción nacional, entre los Ministerios de Comercio, Alimentación, Ciencia Tecnología e Industrias Intermedias y de Agricultura y Tierras. Y que, de igual manera, con la Gran Misión Vivienda Venezuela, el país logre importantes avances en la transformación de su economía rentista petrolera, en una economía productiva diversificada y con orientación socialista.
Caracas, mayo 30 de 2011